domingo, 30 de marzo de 2014

La teoría del embarazo

"Amijos y amijas" hoy os voy a explicar la teoría del embarazo, que consiste nada más y nada menos en lo siguiente: 

Todo opositor es una embarazada encubierta.

Si bien ahora más de uno pensará que necesito una incapacitación por vía urgente, sin juez mediante ni nada, dejadme que os explique y ya luego si eso llamáis al centro psiquiátrico:

1. Cuando recibes la noticia te alegras, estás emocionado por la noticia: véase cuando te entrevistas con tu preparador por primera vez y tienes el gusanillo ese por dentro de la emoción de "qué guay, yo opositor".

2. Cuando has tomado la decisión se lo cuentas a tooooooodo el mundo, venga o no a cuento en la conversación por supuesto. 

3. Cuando te compras el crono -como la primera ecografía- lo comparas con el de "otras embarazadas" a ver si se ve igual de bien, si los números son más grandes o cuántas funciones tiene.

4. En el primer trimestre (pongamos que en el caso del opositor son los primeros 4 meses) solo sientes estrés, cansancio e ilusión a partes iguales. Además, las famosas náuseas matutinas el opositor las sustituye por náuseas precante (o cagaleras, depende de cada cuál). 

5. Una vez transcurrido el inicio de esta nueva situación, el opositor -como la embarazada- empieza a ser consciente de su nueva situación, de que ya no puede hacer lo de antes (fumar puede fastidiarle las cuerdas vocales, secarle más la boca...; el alcohol es incompatible con el estudio; que eso de salir todo el finde está contraindicado por nuestro particular médico (preparador+nuestro Pepito Grillo).

6. Nosotros también tenemos visitas importantes todas las semanas a nuestro ginecólogo particular: con sus nervios por si "estará bien el niño", si nuestro cuerpo lo está resistiendo bien, si habrá cambios en la planificación...

7. Llega un momento del embarazo, que no se puede hablar de otra cosa, porque tu vida gira entorno a él, bueno, entorno a la opo en nuestro caso. Que de verdad, que lo intentas, pero es que a ti que te hablen de si fulanita está con menganito o que no se quién marco tantos goles en la temporada 2000-2001. A ti te gusta hablar de tus temas, de la maldita reforma legislativa, de la próxima OEP o de si el prepa fue injusto en tu ultimo cante.

8. Los caprichos, ¡ay los caprichos! qué sería de una embarazada, ay, quiero decir, de un opositor sin sus benditos caprichos: "venga como he tenido un cante bueno me voy a comprar esta libretita", "va, que como he tenido mal cante, me compro ese boli tan guay" o.O

9. La oposición, como el embarazo, produce cambios en tu cuerpo y metabolismo, y aquí cada cuál sabe a lo que me refiero.

10. Conforme se va acercando la fecha del parto, los nervios se incrementan, la familia solo hace que mimarte, las amistades que están pasando por lo mismo que tu te reconfortan y te dan ánimos para que no tengas miedo en el momento de entrar a quirófano. 

11. Y llega el día señalado en el calendario, bueno en los calendarios -el tuyo, el de tu prepa, el de tu familia...-y allí vas con tu maletita, tu triponcio (cerebro a reventar de temas), tu batita (traje molongui comprado para la ocasión) y....a quirófano!!!! Con suerte todo es rápido, sale a pedir de boca y cuando se asome el cirujano (tribunal) y preguntes ¿y bien? responderán:

¡HA SIDO UNA PLAZA!

PD: lo único en que no se parece es en que el momento placentero solo viene a posteriori y que desde luego pocos -o ningún- opositor lo ha conseguido en 9 meses.

PD2: aprovecho para agradecer a Opositora Vividora su nominación a los Premios Dardo, me ha hecho muchísima ilusión!

jueves, 27 de marzo de 2014

Viaje al centro de la función pública.


¿Por qué querer formar parte de la Administración Pública? ¿Por qué tantos aspirantes?¿Qué nos mueve?

Lo cierto es que la reputación de la Adminsitración no pasa por sus mejores horas -si es que en algún momento las llegó a tener- pero los recientes acontecimientos políticos y económicos no han ayudado ni mucho menos.

La figura del empleado público es vista como una persona poco trabajadora, pendiente más del reloj que de sus expedientes, con falta de diligencia en su trabajo y que su satisfacción personal consiste en fastidicar al ciudadano -cuando paradójicamente su trabajo consiste en defender y proteger el bien común.

Entonces ¿qué hacemos nosotros aquí?¿para qué hipotecar estos años para alcanzar tan bajas aspiraciones?

No me equivoco -o espero no hacerlo- si digo que un opositor no se mata a estudiar para acabar el resto de su vida "viviendo bien". Un opositor aspira realmente al bien común. Puede que para la gran mayoría, sobre todo los abogados del sector privado -y perdónenme si llegan hasta aquí, no trato de ofenderles- lo del interés común no sean más que palabras vacías de contenido. Pero créanme si les digo que yo lo siento así, de hecho estoy convencida que sin esa idea este país -como cualquier otro- no funcionaría.

Un opositor aspira a mejorar desde dentro esta situación, a lograr que el conjunto de la ciudadanía sienta su país como suyo, porque todos formamos el Estado.

El opositor vive agriamente las sucesivas reformas legislativas, ya no sólo porque suponga el fastidio de modificar y remodificar los temas -que también - sino porque la técnica legislativa no hace sino desvirtuar principios básicos como el de seguridad jurídica, que hacen aún más difícil que se tenga una visión positiva de la Administración Pública.

El opositor aspira a formar parte de un cuerpo con el que no se hará rico ni mucho menos, pero sabrá que una Nación de 46 millones de personas funciona gracias a él/ella o al menos funciona algo mejor. Que sus aspiraciones no son materiales, está por encima de eso, muy por encima, es esa idea de interés general el que subyace en su sacrificio. Porque las horas bajas del opositor, serán suficientemente pagadas con una buena sentencia en el futuro, una anciana satisfecha con su ecuánime testamento, un caso bien resuelto o una inspección que llega a buen puerto.

Al opositor le hierve la sangre cada vez que se dice "la AEAT iba contra el empresario", "el juez quería condenarle", "el registrador solo quiere ganar dinero". Porque detrás de todo eso está la legalidad. Se consterna porque la sociedad ha olvidado que el funcionario público es un técnico, no un político -y parece que esta idea a algún político también se le ha olvidado- y los técnicos están para cumplir y hacer cumplir la ley.

La persona opositora es constante, tenaz, inquebrantable, perseverante, incansable, humilde...y cuando se convierte en funcionario público, no deja de ser la misma persona. Bueno, miento, es la misma persona pero con un objetivo cumplido, al cuál le ha dedicado horas, sacrificios, lágrimas y esfuerzo, mucho esfuerzo.

Porque yo quiero ser funcionaria, porque creo que mi país me necesita, porque solo desde dentro con gente honrada se puede salir de esta.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Reflexionando, que no es poco




Folio en blanco. Más o menos es la oportunidad que te brinda la vida cada vez que se pone punto y final a las historias. Puntos de inflexión que permiten autojuzgarse, ser juez y parte, frenar, respirar y empezar de nuevo. Este último año se me permitió (me permití) preguntarme de verdad quién soy, qué quiero, qué busco. De sobra sabes no ha sido un año fácil, más bien todo lo contrario, y aunque el día a día ha sido duro, pesado, tedioso –a veces hasta la extenuación- ha sido un buen año.

Ha sido tiempo de sentirme sola, porque solo ahora entiendo que ha sido necesario estar sola, sentirme sola para valorar hacia dónde va mi vida, qué cosas quiero y cuáles no, qué estoy dispuesta a dar y qué cosas no. A pesar de estos casi 365 días que han transcurrido desde aquél punto de inflexión, sigo teniendo muchas preguntas sin resolver, quizá no las mismas que las iniciales –¿seré capaz de superarlo?¿qué será de mi sin él?- pero otras muchas -¿sabré enamorarme?¿encontraré a alguien?¿”perderé la cabeza” durante la oposición?- que aunque me intento convencer de sus respuestas positivas, racionalmente no las veo claras.

Que esto es un proceso, lento, pesado y que a veces se hace tan cuesta arriba que dices “¡Dios mío, con lo fácil que sería nacer sin corazón, ser un autómata y no sufrir!”. Pero no, la vida es sentir, lo bueno y lo malo, explotar de felicidad y desgarrarse de dolor. Pero siempre continuar, seguir caminando, seguir creciendo. 

Que la vida nos depara lo inesperado, para bien y para mal, es algo que creo, todo el mundo sabe, pero de lo que no eres consciente hasta que te pasa. Sí, a todos nos puede pasar por la cabeza que los accidentes de tráfico existen, pero no somos conscientes de que hoy estás aquí y mañana, puede que ya no. Y está bien que algún día algo o alguien nos haga caer en ello, a ser posible un par de veces o tres al año, porque es en esos momentos en que te paras y piensas en tu suerte. 

Yo puedo decir que tengo la suerte de poder mirar para atrás y decir no solo que lo he superado, sino que soy más yo que nunca, que a pesar de ser opositora, de no tener tiempo, de que la gente se diluya entre la multitud y solo queden 2 o 3 amigos, me reafirmo en cómo soy, en lo que quiero y en lo que no –tanto mío como de los demás. Que el pasado es bonito recordarlo cuando ya no duele, o duele menos, saber que fuiste feliz, porque no nos engañemos, lo fuiste, pero que el pasado no encaja en tu presente, porque tú no eres la misma persona.

¿Qué has hecho tonterías? Sí. ¿Qué te has querido comer el mundo demasiado deprisa? También. Pero esas cosas han hecho que crezca, que evolucione, que mire la vida de forma distinta, y a las personas también. He comprendido que ni todos vienen de cara, ni somos así porque queremos, sino que estamos moldeados por las circunstancias y vivencias personales, cosa que se debe tener en cuenta.

Puede que me equivoque volcándome en los demás, puede que nunca vaya a recibir lo mismo de todo el mundo, pero no sé ser de otra forma. ¿Qué me llevaré los peores golpes de esta manera? Probablemente. Pero creo que he llegado a la conclusión de que prefiero tener la posibilidad de sufrir por esta razón que sentirme mal todo el tiempo por no echar un cable a alguien que lo necesita y al que puedo ayudar.
También me he dado cuenta de que la gente necesita que le escuchen –yo la primera- y hoy en día es difícil encontrar a alguien que lo haga con interés y de corazón. Si tuviera que hacer un listado de aptitudes para la amistad, sería la primera. Intento ponerla en práctica, aunque en los últimos tiempos parece que soy un poco egocéntrica, me esfuerzo en escuchar, en dialogar, en ver puntos de vista distintos y diferentes a los que yo pienso. Me cuesta horrores, pero me esfuerzo.

Creo que eso de mirarse al espejo y decirse las cosas que no te gustan, es una de las mejores genialidades que he oído en tiempo. Es sencillo, pero efectivo al 200%. Ahora, hay que tener un valor sobrehumano para hacerlo, porque lo que te vas a decir es de todo menos bonito. Añadiría que además de decírtelas, reprenderte y arrepentirte, hay que hacer un plan de acción, para conseguir que no se vuelvan a repetir o al menos corregirlas, porque aquí estamos para ser la mejor versión de nosotros mismos ¿no?.

No hemos elegido el camino fácil, puede que de hecho hayamos elegido el difícil adrede, porque a mí me van los retos, y no puedo evitarlo. Quizá cuando elegí este camino no pude hacerme una idea de la magnitud del mismo, ni de todas las dificultades que me iba a encontrar, ni de las variaciones que mi vida podía sufrir –y lo que eso podría llegar a afectarme. 

Pero de aquí se sale siendo una persona distinta, me aventuraría a decir que incluso mejor. ¿Que el camino da un miedo de muerte? Sin duda. Pero esto consiste en ser burro y águila. Burro con las orejeras: mirar el siguiente cante, el siguiente día, la siguiente hora. Águila para cuando sientes esa asfixia del día a día, sobrevolar el camino recorrido, y darte cuenta de que tus millones de pasos de hormiga se han convertido en varios cientos de pasos de elefante, y que el camino ya está empezado, es más, ya está más que pisoteado.

Sí, se puede. Con todo. Solo consiste en ser paciente, darse tiempo y ponerle un poco de positividad al día a día. Tan fácil y tan difícil al mismo tiempo.

jueves, 13 de marzo de 2014

opositor ¿se nace o se hace?

Llevo toda la semana bastante pensativa, dándole vueltas a los distintos enfoques que veo que pueden adoptarse en relación a la oposición, bueno, en general a los que se pueden dar a todas las grandes "aventuras" de la vida.

Cuando me enfrasqué en mi (nuestra) aventura particular, tenía una idea de mi muy diferente. Sinceramente, me consideraba una persona bastante pesimista, con dificultad para sacarle el lado bueno a las cosas...y conforme han ido pasando los meses, me he ido dando cuenta de que soy todo lo contrario. Obviamente tengo días que mi cabeza pasa a convertirse en un nubarrón grisaceo y tormentoso sobre mis hombros, pero como todos. 

La oposición, curte. Y mucho. Ya no es solo el hecho de que te conviertes en una cuasi-enciclopedia jurídica andante o del desarrollo de los superpoderes de todo opositor (ya sabéis el gadgeto-crono and company). Son las actitudes y aptitudes que diferencian a un opositor de una persona que no lo es o ha sido. ¿cuáles son? depende de cada persona, pero como viene siendo habitual ahí va mi listado (de las mias propias y de alguna personilla que considero opositor/a 10):

- Fundamental y básico: perseverancia. No conozco a ningún opositor que no lo sea, aunque en la uni no lo haya sido, toda persona que oposita es perseverante.

- Convencido: de que es lo que quiere, de que el sistema que sigue es el adecuado, de que lo conseguirá (y no flipéis con esa aseveración, que sabéis que en el fondo, todos estamos convencidos de que la sacaremos, porque sino, no estaríamos aquí dandole a los codos día sí y día también).

- Ilusión: es una característica que reconozco es difícil de mantener y que sufre subidas y bajadas. Pero como todo, hay que cultivarla. En esta última época que mi ilusión iba con el tiempo, he mantenido el contacto con una persona que acaba de empezar a opositar, y reconozco que esa ilusión del principio es hasta contagiosa.

- Cabezonería: al hilo de la perseverancia. Decidme a mi ¿quién no ha dicho alguna vez "por mis santos que yo el artículo 334 CC me lo acabo sabiendo" con cara de malas pulgas y dispuesto a pegarse cabezazos contra la pared con tal de saberlo?. 

- Buscar la felicidad en las pequeñas cosas: creo que es una virtud absolutamente imprescindible para no acabar como una regadera. Tan sencillo como saber paladear cada segundo del tiempo libre o el momento en que sales triunfante de un cante, cuál Napoleón Bonaparte recién erigido Emperador.

- Perfeccionista: "es que me faltó decir...", "el prepa me dijo que bien, pero yo sé que olvidé..." etecé etecé etecé. Con esto, ojo cuidado, porque tan bueno es ser perfeccionista como tan malo es ser hiperperfeccionista. Contemos con que siempre habrá errores, pero hay que desarrollar la capacidad de sobreponerse a ellos.

- Técnico: creo que un opositor debe tener una técnica o mecánica propia para estudiar. No digo que todos debamos utilizar la misma -yo para empezar y sin ir más lejos, no me subrayo los temas, por ejemplo- sino que cada uno sepa cuál es la técnica que más le conviene, con la que es más ágil y es más eficaz. Claro, esto solo se consigue después de pegarse muchos cabezazos contra la pared, los apuntes y el prepa, pero para eso somos cabezotas, eh?!

-Automotivador:  porque el día que estás hundido en la miseria ya puede venir el tribunal reunido a tu casa y decirte que tranquilo que aprobarás, que si tu estás hundido en la miseria, ahí que te quedas, salvo que recojas toda esa ilusión y la felicidad de las pequeñas cosas con una pizca de cabezonería y te saques del hoyo tu solito. Así que sí, seríamos unos excelentes coach o al menos ya lo somos para nosostros mismos :)

Habrá como un porrón más, pero ahora mismo son estas las que tengo en mente y las que de momento más valoro. Veteranos y novatos ¿alguna más que consideréis esencial? ¿alguna que hayáis aprendido sobre la marcha?

sábado, 8 de marzo de 2014

Lección de la semana: voluntad







"CORRER ME HA ENSEÑADO QUE SOY CAPAZ DE MUCHO MÁS DE LO QUE NUNCA IMAGINÉ"








Esa es mi lección de la semana. Desde septiembre llevo saliendo a correr un par de veces por semana, a raíz de que el médico de cabecera me dijera que debía hacer algo de deporte por salud, pero ojo, ¡salud mental! -y por favor, que nadie se imagine que estoy enajenada, que soy una persona "bastante sensata"-.

Conforme ha ido pasando el tiempo, me he dado cuenta de que efectivamente me siento mejor durante el día, y si alguna semana no he podido salir, se nota mucho en mi humor (estoy más irascible y con más ganas de "pelea") y también en el ritmo de estudio, que curiosamente se aligera pensando el "venga, que a las 12 tienes que salir a correr".

Pero es desde hace un mes largo que me lo estoy tomando "más en serio", lo de correr, digo -la opo ya a muerte siempre ;-). Mi lección de la semana aplicable al 200% a la oposición, me la ha dado precisamente el salir a correr. Os cuento la situación:

Yo, con mi pereza al hombro, zapatillas a juego con el tono de mi piel -blanco cadáver, ya sabéis- me armo de paciencia, del ipod y ropa deportiva y ale a correr se ha dicho. El recorrido que hago está lleno de subidas y bajadas, de estas de muerte súbita cuando subes y alegría máxima (si sobrevives) cuando bajas. Hoy la moral no andaba muy alta y efectivamente llegado un punto del recorrido con un repecho de aupa he tenido la siguiente autoconversación conmigo:

"- Ya no puedo más, lo dejo.
- Pero a veeer -habla mi yo de paciencia infinita- ¿qué te pasa? ¿te ahogas?¿te duelen las piernas?.
- No, es que no tengo ganaaaaas, no soy capaz, no soy capaz, no soy capaz.
- (tono de madre semienfurecida) Anda, anda, tira, tira, es todo mental.
- (tono de niño pequeño) jooooo, vaaale".

Esto me ha ocurrido 2 veces a lo largo de la carrera, y ¿sabéis que ha pasado? Que aquí la señorita, ha aguantado el doble de lo que había hecho hasta ese momento. ¡JA!¡Chúpate esa!

Con este roooollo, en definitiva, lo que digo es que la opo es igual que correr. Que tenemos la famosa enfermedad Bipolarum Opositorum -estoy en negociaciones para que la reconozcan, tranquis- que se manifiesta también cuando estamos estudiando, y empiezas con una negación continua de "no puedo, no puedo, no puedo", "no se me queda, soy retrasada, las neuronas se me están muriendo o algo pero no puedo estudiar ni un párrafo más". 

Ahí, justo en ese momento, hay que coger, poner punto muerto, frenar y decir SI, PUEDO (pero en voz alta, nada de mentalmente o al cuello de la camisa). 

Levántate. 
He dicho que te levantes, vamos, que te quedan temas por delante.
Eso está mejor.
Y ahora, como cuando cantas un tema ante el prepa: 

SOY CAPAZ. 
SI, PUEDO. 
SOY LA REINA DEL MAMBO Y LO VOY A CONSEGUIR 
(si aún no te has reído, entonces, acude al post de reequilibrando, que la cosa es algo más seria ;-) )

En definitiva, que todo está en la cabeza: los temas y la voluntad. Y sí, podemos, y sí, que lo vamos a conseguir, y diremos: ¡JA!¡Chúpate esa!