domingo, 31 de julio de 2016

Más persona que opositora.

Me apetecía escribir sobre el fracaso. No porque me sienta fracasada, ni porque haya tenido una experiencia cercana sobre ese asunto, sino porque en los últimos tiempos han llegado a mi múltiples reflexiones sobre el fracaso que me han hecho pensar.

Sin embargo hoy no tengo la "gracia" suficiente para "sentar cátedra" sobre el asunto. Hoy soy persona antes que opositora (si es que alguna vez pudieron disociarse esas dos características). Y vengo simplemente a recordarme que me gustan tantas cosas en esta vida que no me cabrían en 24 horas, que hay momentos tan únicos e irrepetibles que solo un dado girando durante 6 vidas podría dar el mismo resultado, que las cosas que más me gustan son las que o no se compran con dinero o valen más bien poco. Algunas -las que se pueden contar por estos lares- son:

1. Las tostadas en invierno, cuando nada más sacarlas calentísima de la tostadora cae el aceite a temperatura ambiente, haciendo el contraste de temperatura que crepiten.

2. El sol en la cara. Poder cerrar los ojos y dejarme "acariciar".

3. El mar. La mar. Quedarme hipnotizada viendo el vaivén de las olas. Sola y acompañada.

4. Escuchar música, después de estar todo el día en silencio estudiando.

5. Volver de hacer ejercicio y sentirme infinitamente mejor que cuando salí (sobre todo cuando tenía menos mil ganas de salir).

6. Los abrazos.

7. Que alguien siga mi recomendación y me escriba para decirme que le ha encantado.

8. Saber que he ayudado a alguien, aunque sea solo escuchándole y dándole mi opinión sincera (aunque luego no la siga, a veces solo necesitamos que nos escuchen).

9. Pedir recomendaciones y no seguirlas (siempre me viene un jijiji+¿he sido yo? a la cabeza).

10. Debatir con con gente que no opina igual que yo (sabiendo o sin saber, los primeros para aprender de ellos, los segundos para pasármelo bien).

11. Retarme a mi misma. Conseguir el objetivo. Ir a por el siguiente.

12. Reconocerme en mis aciertos. Reconocer mis errores, buscar soluciones y conseguir superarme.

13. Una llamada. LA llamada.

14. Estar sola y llorar muchíííísimo con una película.

15. El olor a tierra mojada en mi pueblo.

16. La fotografía.

17. Imaginarme vidas ajenas, incluso la mía en un mundo paralelo o en otra época histórica.

18. Contemplar a una persona mientras habla y pensar que ojalá no acabe nunca este momento, y si tiene que acabar que pueda recordarlo toda la vida (y darme cuenta de que no me he enterado de lo que está diciendo).

19. El melón con jamón, y el gazpacho, y la fruta...¡la comida!. Dejar que los aromas te absorban, paladearla, quedarme con ganas de más.

20. Reírme de mi misma, hacer chistes malos, reírme hasta llorar.

21. Dejarme sorprender, tengo una capacidad muy alta.

22. Reencontrarme con personas a las que tengo cariño y ver que todo sigue igual.

23. La ironía, los juegos de palabras, las adivinanzas.

24. No dejar de cambiarme las preguntas, y que otras siempre se mantengan (¿cambiaría mi vida actual por otra distinta si hoy me tocara la lotería?).

25. Un mensaje de "me acuerdo de ti todos los días, pero nunca sé qué decirte para darte ánimos". 

26. Hacer helados (el de pera y manzana ¡mmmmmmmm!).

27. Que me queden tantas cosas por hacer que me falten vidas.

28. Dormir plácidamente.

¿Y a vosotros?

Buena semanita! ;-)

sábado, 23 de julio de 2016

Pensamientos

Ayer salí a cenar. Con la tropa. Hacía mucho que no nos veíamos todos -puede que desde Navidad- aquellas reuniones semanales se han ido diluyendo poco a poco, a medida que los acontecimientos se han ido sucediendo, los trabajos han ido cambiando y las parejas han ido fluyendo. No me importa, y si...bueno, en el fondo me importa. Porque de todas las expectativas (¡a santo de qué tuve que nacer con ese afán controlador del mundo!) casi ninguna es la que fue o tuvo que ser. Algunas peores la verdad, pero otras mejores (infinitamente mejores). 

No fue una cena trascendente, más allá de que todos contaron sus próximos viajes veraniegos. Unos cruzarán el charco por primera vez, otros continuarán su vida de pareja en otro país durante unos días, otros simplemente seguirán trabajando surcando los mares. 

Ninguna noticia fue especialmente nueva para mi, pues siempre intento quedar con ellos en "petit comité" -para mi, única forma de saber, de verdad de la buena, cómo está la persona y cómo le va todo (al fin y al cabo, el mismo pudor si no es que más, se siente al desnudar el alma y el cuerpo).

Yo me vi allí, en una cena que organicé yo, porque tenía algo que contar, que de verdad me preocupaba. Y ni estaban todos los que quería, ni era como había inicialmente pensado, ni siquiera el lugar y la hora que a mi me venía mejor. 

Y ahí, pensnado todo esto, en ese momento en que en las reuniones multitudinarias te abstraes de todo y te embebes en tus pensamientos, sonreí. Una sonrisa sutil -espero- y con todo el sentido del mundo. Lo hice porque estaba volviendo a caer exactamente en la misma piedra que la vida me lleva tiempo diciendo que la salte, que la saque de la mochila y siga: el creer que puedo controlarlo todo.

Y es cierto, lleva avisándome de que esa piedra ni es bonita, ni ayuda a llevar la mochila. Me ha "dicho" que deje de pensar que todo es susceptible de quedar bajo control, que los caminos son solo trozos de tierra allanados, y que donde hay maleza hoy, mañana puede haber otra alternativa. 

También me ha hecho ver, que esa frase que tanta rabia me da, y tanto circula por las redes como solución a "todos" los problemas, quizá deba tenerla más en cuenta: "Disfrutar del camino". Aunque claro, irremediablemente empieza mi monólogo interno a decir que si hay camino es que hay un objetivo, y si hay objetivo es porque es lo que te interesa, y que entonces el camino solo es el medio para un fin.

Es entonces cuando los acontecimientos te dan un bofetón psicológico y te hacen ver que la vida es hoy y mañana veremos. Que de qué te sirven objetivos si mañana no estás. Que hay que tenerlos ¡of course!, porque si todo va como tiene que ir, estarás aquí durante muchísimo tiempo y habrá tiempo para todo. Pero, que si ese muchísimo se acorta un poco, quizá sería bueno sentir que el camino ha estado muy bien también. 

Sentirme finita y no infinita (¿a quién se le ocurrió no darme todos los superpoderes de la Superwoman que creo ser?) me ha hecho volver a dar una vuelta de tuerca. Y como ya estábamos metidos en "harina" de crisis existencial...pues alé ¡bienvenida seas finitud! Sabía de tu existencia para conmigo, pero nunca te había sentido.

Y así es como llegamos a la frase...."y cuando tuve todas las respuestas, el universo me cambió todas las preguntas". Pero soy feliz, me gustan las preguntas y más aún encontrarles las respuestas, aunque estas, casi siempre, estén cambiando.

Buena semanita! ;-)

viernes, 15 de julio de 2016

¡Hay que joderse!

"- Yo ya se lo que te pasa.
 - A ver...sorpréndeme.
 - Lo que te pasa -que también me pasa a mi- es que te has acostumbrado.
 - ¿Acostumbrado? ¡Hay que joderse!".

Así acabó una conversación que tuve con una compi de la oposición el otro día. Os pongo en antecedentes. Día de cante. Lo de siempre con el prepa de siempre. Temas ni muy fáciles ni muy difíciles, vistos unas cuantas veces ya. Me puse a cantar ("temas taintantos de derecho nosequé") y en un punto del cante puse el automático, y me puse a juzgar si lo estaba haciendo bien o no, si cantaba muy rápido o lento, pero sobre todo que tenía que ser muy literal, que para eso me estaba esforzando tanto. 

Con esta retahíla de pensamientos y, sobre todo, la presión de "tienes que ser literal", me supuso un bloqueo mental que hizo que los artículos, de por sí fáciles, que me sabía y que había machacado, salieran como cuando te quedas dormido y llegas tarde al trabajo: rápido, con calcetines de distinto color y la ropa sin combinar. Francamente mal.

Obviamente la corrección fue "con las vueltas que llevamos, así no puedes saberte esos artículos". Y ahí siempre me entra la duda de ¿explico lo que me ha pasado?¿o suena tanto a excusa que "excusatio non petita..."?. Total, siempre tiro del poquito orgullo que me queda: apunto, asiento y ya cuando salgo me auto echo la bronca por lo que me ha pasado.

Hete aquí, que me cruce con esta compi que lleva más o menos lo mismo que yo en la opo. Y descargué sobre ella todas mis "angustias vitales" del momento, es decir, ¡qué los artículos llego al cante y no me salen aunque me los haya cantado en casa mil veces!.

Y aquí es cuando llegamos a la conclusión de que hay que joderse (así de claro). ¿que por qué? Porque el cante ha pasado a ser el trámite semanal en que haces "lo de siempre", con "el de siempre" y con las "mismas sensaciones de siempre". Así que te puedes """permitir""" el lujo de juzgarte, porque te has A-C-O-S-T-U-M-B-R-A-D-O.

La pregunta correcta ahora es: ¿me estás diciendo que podría acostumbrarme a algo que me provoca insomnio, dolor de tripa, ansiedad y otros mil efectos secundarios más? Si, lo confirmo. Soy la prueba, que venga aquí el CESIC y me investigue :P

Fuera bromas. Lo serio del tema, y lo realmente difícil, es controlar la mente en ese momento en que sabes que llegas a la parte del tema que controlas menos (o que a ti te da la sensación). Llámalo parte del tema, llámalo ese tic del prepa que te indica que pierde interés, o que lo estás diciendo mal...o que vas lento. ¡Lo que sea que te hace empezar a juzgarte!.

Estoy trabajando mucho la mente este año, tratándo de controlar esos momentos que me provocan una "ansiedad" tal que hacen que pierda la compostura, y precisamente la que hace que el tema lo haga mucho peor de lo que soy capaz y he hecho en casa. 

Solo puedo trabajarlo en el cante, porque allí es cuando al sentirme juzgada, me autojuzgo más de lo acostumbrado. Y cuando me vienen esos pensamientos, intento contrarrestarlos con pensamientos del tipo "tu trabajo acaba en decir el tema", "te estás desconcentrando, vuelve a escuchar lo que dices"...Aunque es muuuuy difícil.

Si os pasa, tenéis trucos, o sistemas para mejorar esa faceta, estoy abierta a comentarios ;)

Buena semanita!

viernes, 8 de julio de 2016

Efecto groupie

Como groupies que se saben las letras de todas sus canciones, que compran todas las entradas de sus conciertos (o de todos los remember's, para aquellos que ya no andan entre nosotros) y que se pintan en la cara aquello de I love (inserte nombre). Así somos los opositores.

Si, si. No mires así que tu también. Y si no, solo tienes que pararte y visualizarte cantando las distintas opiniones de los romanistas y germanistas sobre la posesión; la discusión sobre si la persona jurídica merece o no el calificativo de persona; o sobre si el autocontrato es o no válido en nuestro derecho.

Y ahí andamos, recitando punto por punto los apasionados discursos de algunos de nuestros teóricos, aprendiéndonos cada palabra para que no desentone con la melodía y el tempo del tema. Como groupies. ¿o no? :-p

Sin embargo, ¿qué sabemos de estos doctos profesores?¿eran profesores, abogados, jueces, notarios...? ¿están vivos o muertos? Muchas veces me he llevado sorpresas, buscando un poco más sobre alguno de estos teóricos. Todo empezó cuando falleció García de Enterría (que con mucho sonrojo reconoceré que en aquél entonces pensaba que fue un ilustre de alguna decada ya lejana y no coetáneo a nosotros). En aquél momento me di cuenta de que recitaba nombres de personas importantes en la ciencia a la que me quiero dedicar, y realmente no sabía nada de ellos (más allá de lo que circula por los temas). 

Así, sin ánimo de aburrir, y sin más pretensión que plasmar alguno de los datos que me llamaron la atención (y con los que me han hecho ver que eran primero personas y segundo personas con principios más allá de lo jurídico) os dejo con alguno de ellos:

1. De Buen y Lozano: (1890-1946)

- Se llamaba ¡Demófilo Mariano! (y su padre ¡Odón!). Que se quiten los Luises y Pedros donde hay un nombre con tanto carácter y

- Se casó con su tía (hermana de su madre) y necesitó dispensa del Rey para poder hacerlo, dado el parentesco.

- Fue Masón, perteneciendo a varias Logias, hasta que el régimen le condenó por esta actividad a 30 años de reclusión mayor y la accesoria de interdicción civil y a la inhabilitación absoluta perpetua para ejercer cargos en el Estado en el año 1941. Previamente a ellos había ejercido como profesor en la Universidad, y había sido Consejero de Estado y magistrado del TS.


2. Castán (1889-1968):

- Muere el 10 de junio, pero desde el día 1 del mismo mes, en plena misa dominical, sufre un desvanecimiento que preludia una crisis vascular. Aunque retoma sus actividades (“sigue trabajando, como había hecho toda su vida, y redacta de su puño y letra un esquema para el volumen segundo de su Derecho civil, que estaba preparando para darlo a la imprenta”, Ogayar) entra en coma y fallece a las 4 horas del día mencionado. 

- Su tesis doctoral llevaba por título "La acción del Estado ante la crisis del matrimonio".  

- Se incoa un expediente de depuración por la Comisión Depuradora del profesorado universitario en 1937. Y en 1940 se resuelve diciendo que " Considerando su ideología derechista”, así como “sus arraigados convicciones católicas” y “su entusiasta adhesión al Glorioso Movimiento Nacional” el juez instructor propone la rehabilitación sin sanción".

3. Puig Peña (1911-1993):

- Fue suspendido de empleo y sueldo tras la Guerra Civil, motivo por el cual dio clases de Derecho en su propio domicilio a alumnos de matrícula libre y especialmente a ¡opositores! (él era fiscal).

- Su obra destaca tanto en el ámbito penal como en el civil.

- Por motivos de salud se jubiló en los años 70, pero esto no indicó el fin de su actividad de producción de obras jurídicas.

 



PD: tanto los datos como las imágenes han sido extraídas de las respectivas páginas web a las que se puede acceder clickando sobre el nombre de estos ilustres personajes.

Buena semanita ;-)